Doing nothing || J. S. Potter

El día era soleado, casi hacía calor, el viento soplaba suave entre los árboles, Edith miró por la ventana en su sala común e hizo un puchero ¿Porque estaba adentro? Tomó sus apuntes y los metió a su bolso, dentro estaba su cámara fotográfica, la que esa misma mañana sus padres le habían enviado con la esperanza de que tomara más fotos, algo que era de sus pasatiempos preferidos. Colgó el bolso de su hombro y salió de la sala común, sus clases habían terminado temprano ese día, lo que le hacía muy feliz pues así podría terminas sus tareas y adelantar trabajos, una costumbre que Rose le había enseñado y que agradecía pues así podía mantener sus notas en buena forma. Al salir de la sala común tomo camino a las cocinas, si bien, se suponía que ningún alumno podía ir a ese lugar, Edith tenía la mala costumbre de pasarse en ocasiones por algún bocadillo. Como siempre, los elfos domésticos trabajaban preparando la cena de esa noche, al entrar vio a Milda, una pequeña elfina doméstica que siempre daba comida a los alumnos que pasaban por ahí. Empanadas de calabaza y pastelillos de caldero, eran los favoritos de la chica, usualmente los compartía con Rose en sus horas de estudio en la sala común, sin embargo ahora que no tenía la minia idea de en donde estaba su amiga, tendría que guardar algunos de los bocadillos extra que habían insistido en darle, quizás los usaría en la mañana, si es que volvía a quedarse dormida.

La Gryffindor pasó la hoja a su libro haciendo algunas anotaciones en el pergamino a su lado, estaba por terminar su tarea de Encantamientos, la última y sería por fin libre, la vista bajo ese árbol hacia el lago negro era hermosa, acostumbraba pasar las tardes ahí cuando no estaba con sus amigas, era su lugar de pensar. Metió su rollo de pergamino después de terminar su trabajo y saco su cámara fotográfica, no importaba si era una cámara muggle o una mágica, amaba fotografiar, esta era una mágica, sus padres la habían comprado para ella con la intención de que hiciera recuerdos de su último año en el colegio. Comenzó a sacar fotografías del lago, de los árboles y del bosque que se veía a lo lejos, estaba recostada boca abajo sobre el césped, se sentía un poco húmedo, mordió su labio concentrada en enfocar a un grupo de chicos de primero tratar de sacar algo del lago, cuando escucho los rápidos pasos de alguien acercarse, miró a su lado y sonrió al verlo, el chico tenía esa sonrisa típica en el después de haber hecho alguna travesura y escapado por poco. —James Potter, ¿Qué hiciste ahora y a quién?— Intentó sonar seria y casi queriendo regañándolo, pero no pudo, soltó una risa esperando saber la nueva aventura en la que se había metido miró hacia el castillo esperando ver a alguien más. —¿Van a venir también? Porque quiero la historia completa.— Hablaba de Fred, Frank y los gemelos Scamander, era obvio que estaban involucrados, siempre los veía juntos. Dirigió la cámara hacia su amigo y tomo una fotografía.  —Y esta va a la colección "Travesuras de James Potter"— Sacó un pastelillo de su bolso y le ofreció otro a él, dio una pequeña probada y volvió a dirigir el lente hacia el lago.

La tarde estaba demasiado perfecta como para quedarse dentro del castillo sin hacer nada y, justamente, James Potter no estaba dispuesto a aburrirse y desperdiciar semejante tarde. Así que decidió salir de la Sala Común de Gryffindor y dar una vuelta por los pasillos, no sin antes haber sacado algunas bombas fétidas de su baúl y la capa de invisibilidad, cosa que había logrado conseguir robarle a su padre le última vez que había estado en casa, ya que suponía que no la necesitaría, además de que se la había sacado con un buen fin: usarla para sus bromas... Así que entonces comenzó a caminar por los pasillos buscando alguien o algo para lanzarle las bombas fétidas. Sin embargo, había salido solo, sin la compañía de sus mejores amigos, que era como generalmente se lograba verlo, aunque en esa ocasión no tenía idea de dónde estaban. Fue entonces, cuando al llegar a la planta baja y querer doblar una esquina para dirigirse a la salida del castillo, vio al equipo de qudditch de Slytherin salir también, aunque ninguno de esos chicos logró darse cuenta de la presencia de James. Entonces, una sonrisa se dibujó en los labios del león: ahí estaban sus próximas victimas.

Como buen alumno de Gryffindor, James odiaba a los de Slytherin, además de que podía decirse que algunos jugadores de Slytherin no le caían precisamente bien, lo cual no tenía nada que ver con el color de su corbata. Así que comenzó a seguirlos, guardando cierta distancia y procurando que no lo vieran, hasta llegar al estadio de Quidditch. Allí, todos se separaron y se fueron a los vestuarios a cambiarse sus ropas por los uniformes; las chicas se fueron por un lado y los chicos por otro. En ese momento, James se sintió algo tentado en ponerse la capa por encima y entrar tras las chicas, aunque en esa ocasión, sus objetivos eran los chicos. Así que se puso la capa de invisibilidad y desde la puerta empezó a lanzar las bombas fétidas hacia el interior del vestuario antes de que ellos comenzaran a desvestirse —no habría soportado ver a esos chicos completamente desnudos, por lo que después habría tenido que borrarse a sí mismo la memoria— y, en cuestión de segundos, los chicos de Slytherin salieron rápidamente de allí dentro. Sus caras eran un poema, por lo que James tuvo que morderse la lengua para no delatarse a sí mismo. La broma finalmente había dado resultado, así que decidió irse sin quitarse la capa y con mucho cuidado de no hacer nada que lo descubriera. Sin embargo, mientras caminaba, la capa comenzó a ondear en el suelo tras haberse levantado algo de viento, haciendo que se le vieran un poco los pies. Esto lo notaron los chicos de Slytherin, por lo cual uno de ellos se acercó y le quitó la capa a James, dejándolo al descubierto y haciendo que él se detuviera en seco en cuanto sintió que le quitaban la capa. Con una sonrisa de oreja a oreja, se volteó y vio que todos los chicos de Slytherin lo estaban mirando bastante enfadados. Así que, en un movimiento rápido, James le arrebató de las manos la capa al chico que se le había quitado y luego comenzó a correr mientras el grupo lo perseguía.

Por un pelo se había logrado escapar de ellos... ¡Por un pelo! Y eso porque se había escondido detrás de unos arbustos y luego se puso la capa por encima, de forma que los chicos pasaron corriendo por frente de él pero ni se dieron cuenta que quien estaban persiguiendo estaba allí. Así que, luego que ellos hubiesen pasado, James se quitó la capa y continuó caminando mientras sonreía de esa forma típica de cada vez que lograba escapar por poco de una de sus bromas, aunque no podía evitar reírse solo cada vez que se acordaba de las caras que los chicos de Slytherin habían puesto al lanzar las bombas fétidas.

Minutos después de caminar, logró llegar al Lago Negro, allí suponía que estaría a salvo. Pero, para demostrar que se equivocaba, vio a los chicos de Slytherin pasar aunque algo lejos de donde él se encontraba, por lo que apresuró el paso para no encontrarse con ellos. Sin embargo, ninguno pareció verlo... así como él no habría visto a la chica que se encontraba sentada bajo un árbol, si ella no le hubiese hablado. En ese momento, su sonrisa cambió de una "típica de cada vez que lograba escapar por poco de una de sus bromas", a una sonrisa de felicidad y alegría. Siempre era bueno para él cada vez que se encontraba con Edith. No obstante, su sonrisa desapareció cuando la escuchó hacer el intento de regañarle pof la broma que había hecho, fuese cual fuera. Entonces él, abrió la boca e intentó parecer sorprendido y ofendido a la vez —¿Perdón? Eso me ofende, ¿sabes?... En especial porque todo el mundo sabe que yo soy más bueno que el agua— le respondió, queriendo sonar ofendido, aunque lo ultimo que había dicho era algo que ni él se creía. Sin embargo, trató de aguardar la reacción de su amiga antes de decirle la verdad —Bueno, digamos que le lancé algunas bombas fétidas a unos chicos de Slytherin que no me caen nada bien... y me he escapado por poco de que me agarren— le confesó mientras se sentaba a su lado —¿Te refieres a Frank, Fred y los gemelos? No, ellos no vendrán. De hecho, hice todo esto yo solito— contestó mientras inflaba el pecho al final, igual que un niño pequeño, orgulloso de lo que acaba de hacer. Entonces, la vio dirigir la cámara hacia él, aunque no le dio tiempo ni a reaccionar —Oye, podrías tomar una mejor foto de mí. Ni siquiera me diste tiempo a darme cuenta de lo que ibas a hacer— bromeó con ella mientras sonreía —Y como que ¿Travesuras de James Potter? ¿Tienes un álbum o algo?... Porque si es así, quiero verlo— dijo sonriendo, algo entusiasmado al final, como dando a entender que no le importaba. —¿Qué haces?— aceptó el pastelillo que Edith le había ofrecido mientras observaba que ella dirigía su cámara al lago, aunque no entendía muy bien a qué le quería sacar una foto.